Blogia
Rockberto

Marisancho en las X Jornadas sobre la Historia de Tauste

Marisancho en las X Jornadas sobre la Historia de Tauste

¡Qué rabia!: en todos estos días transcurridos desde la conferencia de Marisancho, conferencia o ponencia, vamos, no he podido escribir acerca della, y quería haberlo hecho el siguiente, o sea, el jueves pasado. En fin, líos que tiene uno.

 

Hoy me encuentro algo espeso, pero ya no quiero dejar de escribir una especie de crónica de su exposición.

 

         Nada más entrar en la Casa de Cultura, la vi y me dijo que se iba a pixar. Cuando empezó se vio que no había pixáu todos los nervios. Sin embargo, se le notaban las tablas: llevaba con maestría y gracia la cuestión palante. Cuando alguien le dijo que usara el ratón del ordenador a fin de señalar las partes de las diapositivas de las que fuera hablando para que no se levantara más y pudiera oírse bien lo que decía –recientemente han robado cosas de sonido de la Casa de Cultura y el equipo del que se dispuso en las Jornadas era más bien escasico-, se arregló el asunto: las risas acabaron del todo con la solemnidad embarazosa –que ya había ido ella rompiendo- y estuvo a sus anchas.

 

         Me gustó su exposición. Me enteré de muchas cosas. Tanto en lo que atañe a lo artístico y demás de la Iglesia de San Antón-San Miguel, como del devenir de las obras y la dejadez en que se encuentra ahora mismo el asunto. Comprometió sus sentimientos a la vez que explicó lo que hay allí. Su manera de expresar las emociones no fue lacrimógena, por así decir, sino de una lógica aplastante.

 

         No pude quedarme después a hablar con ella... pero sé que no estuvo sola, qué va. Le dije, a eso me dio tiempo, bruja, bruja curuja. ¿que a qué venía? Lo explico: le salió bien, quedó claro todo, como ya he dicho antes. Y luego se lió la cosa con Víctor “municipaleando” a su estilo y los Danzantes y El Patiaz a la greña. Claro está, no digo que le hicieran favor esos asuntos de esa manera traídos allí, pues no creo que fuera el sitio para ello, pero, en fin, su reivindicación de que es absurdo y una penica que la iglesia esté como está, a mí me llegó. Y a más gente. Quedó la cosa, entre otras, algo así como que, jo, con el trabajo que allí hay metido y los trabajos que se han hecho, qué tontada dejar que se vayan al garete. Y gracias al lío, a la polvareda que se aireó, a lo mejor hay más personal que tome conciencia de lo que se puede hacer. ¿Es o no de brujas eso?

2 comentarios

laMima -

Usté perdone Rockberto, que la tengo copada con cosas mías..pero enseguida se despeja y escribe algo.
Que yo también quiero saber como ve ahora la cosa....que sus principios con San Antón me los sé muy, pero que muy bien, jeje

Inde -

Gracias, Roberto guapoooooo!!

San Antón es una iglesia que me "toca" mucho la fibra, no sé por qué: tiene algo especial, la jodía, y mira que no es ni mucho menos espectacular; pero singular ya lo creo que lo es. Y es que no hay derecho a que esté como está, sin uso después de 25 años de ser restaurada.

Me alegro mucho de que te gustara la historia; y lo de los nervios... pues lo siento, maño, no lo puedo evitar. Como tú dices, cuando cojo carrerilla cojo también confianza, pero al principio me muero de miedo, y está claro que no se me pasa con los años. ;)

Yo también tengo que escribir sobre San Antón, también. Se lo debo. Pero necesito tiempo, no puedo poner algo telegráfico sin más, me lo quiero currar un poquito... en fin, que aunque sea tarde, prefiero hacerlo bien.

Muchos besos, hermoso.