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Rockberto

Despedida... pero sin cierre

Hola.

Me ha hecho ver un amigo que es una tontada no avisar de que en este blog no estoy activo. No tengo quejas, pero me resultaba algo carente para lo que yo quería hacer, así que, aunque al principio simultaneé ambos, ahora sólo me dedico a escribir en el otro: http://tausterock.blogspot.com

Ya digo en el título que no renuncio a éste, pero, por el momento, es una despedida.

Si alguien quiere seguir leyéndome, al poder hacerlo en el que más arriba os he indicado, ni siguiera es una despedida.

Hasta luego, pues

Roberto Gracia Segovia

LA CARAVANA DEL CERVANTES

LA CARAVANA DEL CERVANTES

 

 

            Mi amigo Miguel vive en una caravana.

 

            He estado desconectado porque he estado en Málaga disfrutándola y porque no podía conectarme. Durante diez días, desde el 10 hasta el 20 de mayo. Pocos días han sido.

 

            Me quedé en la casa de mi primo Manolo, Manolo Segovia, le decimos todos, aunque su primer apellido sea Montilla. Qué majo y cariñoso... ¡¡¡y qué hipocondríaco, el jodido!!! La definición de la hipocondría es mi primo Manolo. Si las enfermedades tuvieran cupos, se distribuyeran por cupos, habría mucho malagueño sano gracias a él: las padece todas, de manera que muchos se salvarían. ¡Ay, Manolillo Segovia!

 

            Mi tía Isabel, que me dio recuerdos para Conchita Beltrán y... jo, no recuerdo ahora más que a Concha, se pegó buen rato contándome sus andanzas con ella y con Carmen Longás y con Tolín, en fin, que su periplo taustano, a pesar de los años que hace dello, le ha dejado una huella indeleble. Siempre que lo rememora ante mí, le noto una cara de felicidad, una sonrisa y una paz, que me hacen pensar que no son su cotidianeidad, precisamente. Es verdad que tiene tarea con mi tío Manolo y con mi tía Mari.

 

            El primer día descubrí el caos circulatorio en que se ha convertido esa ciudad que me encanta (soy muy taustano, pero también siento Málaga bien dentro). Mi padre siempre decía, cuando éramos pequeños e íbamos allá a veranear con mis abuelos, tíos y primos –mi familia malagueña es pechá de larga-, que los conductores malagueños no eran muy buenos, pero no se cabreaban nunca, eran calmos. Tiempo después, la cosa cambió y se equipararon a los capullos que pitan por todo, como si fueran a arreglar algo de esa guisa. Incluso se encabronaban rápido: estaban perdiendo la tranquilidad, el saber estar del malagueño. Sin embargo ahora, ahora que la cosa es complicada de veras por culpa del metro y no sé cuántas obras –alguien me dijo que en un mes se han acometido 150 en plan estorbar, no de poner unas baldosicas en una cocina- el malagueño muestra su esencia: no hay un cabreo, te dejan pasar, aunque estén metidos en un atasco que sacaría de sus casillas a más de uno, no ves malas caras.

 

             Te vas y, por 6’5 €, te quitas el sabor del gasoil con un gazpachuelo, unas coquinas y un plato de pintarroja en adobo, con cervecita y un cafelito de Santa Cristina. Aunque podrías haber elegido otro menú, porque te ponen un mínimo de cinco primeros y otros tantos, o más, de segundos. A todo esto, el día está bien empezado si te has metido entre pecho y espalda una o dos tostadas de pan cateto con lomo en manteca colorá y un mitad doble. Bueno, dejo todo esto, que aún me voy a volver otros quince diícas.

 

            El miércoles, pues Mariajosé no la conocía, nos fuimos a Ronda. No se puede decir mucho, aunque veas imágenes de Ronda, acerca de lo que aquella ciudad es y transmite: hay que ir, por tópico que suene, y dejarse llevar por el ritmo, dejar que te entre e imaginar a Rilke y envidiarle por poder retirarse allá, contemplar la ciudad, inspirarse, estar solo en ella y con ella. Luego nos fuimos por el Valle del Genal, comimos en Atajate, pasamos por Benadalid, Benalauría, Algatocín, Montejaque, paramos buen rato a recorrer Casares, que es donde nació Blas Infante, el “padre” de la patria andaluza –imagino que sería comparable a nuestro Joaquín Costa-, un pueblo precioso y de que cuyo alcalde era detenido ese día por cohecho nos enteramos justo cuando salíamos de allí, lo oímos en la radio. Después accedimos a la costa por Sabinillas (San Luis de Sabinillas, se llama, pero todos decimos Sabinillas, nada más). A partir de ahí, hacia Málaga, son más de 100 kms. Bueno, pues no dejas de ver edificaciones en toda esa distancia. Y piensas cuántas serán legales. Es que uno va ya tan escéptico por ahí. Así que no sabes dónde empieza Estepona (ves Costa Natura en medio de casas y hoteles –es un núcleo naturista que recuerdo perfectamente aislado y agradable-), ni en qué sitio estaba el cartel de San Pedro de Alcántara, pero estás dentro, ni los de Marbella, Mijas Costa, Fuengirola, Benalmádena, Torremolinos... bueno, el de Málaga sí, ése se ve bien: está el aeropuerto antes. Qué horror especulativo. Qué indecencia. Qué distinto de la descripción que hizo Gamel Woolsey en su libro “El otro reino de la muerte” de esa zona, desde Churriana a Málaga. Por cierto, estuvimos en el cementerio inglés y tiramos una foto de las tumbas de ambos cónyuges. Aquí no puede verse, sin embargo, sí en http://tausterock.blogspot.com

 

 

            Pero, sobre todo, de lo que he disfrutado ha sido de mis amigos. ¡Qué palabra! ¡Y qué fundamental es tenerlos! He podido ver cosas que, luego, al interpretarlas, pueden ser completamente distintas de como las veo. Me da igual, yo voy a contar mi punto de vista.

 

Como digo al principio, Miguel vive en una caravana, en ésa de la foto.

 

             

Mi amigo Txema vive en una casa bien maja. En un momento determinado, cuando nos despedíamos, le hablé de que hacía poco había oído –y visto- interpretar una versión “swing” de Blackbird, de Beatles. Se me llevó a un cuarto que tiene absolutamente insonorizado, con pianos y otros instrumentos musicales, mesas de mezclas, ordenadores y un sinfín de cosas, cogió una guitarra y la interpretó de maravilla. Los Silver Beats es un grupo que hace versiones de los Beatles, él toca el bajo. Lo hacen realmente bien. Lo pasan bien haciéndolo. Así –y de otras muchas maneras- se entretiene Txema. Bueno, cada uno tiene sus cadaunadas.

 

            Mi amiga Gertrude sé que se ha roto una pata, pero no lo sé por ella, la bruja no me ha dicho nada y no he podido verla. A ver, ahora que sale aquí publicada”, si me dice algo, si resuella por algún lado.

 

            Mi amiga Paqui, que se pegó un buen rato tocándome los cojones, me encanta. Es la dulzura en todos los sentidos. Incluso en el físico. Incluso a pesar de algunas cosas. Me ha dicho, y creo que lo va a cumplir, que vendrá a Tauste no tardando mucho, quizás en la Feria de Málaga, que es a mitad de agosto.

 

            Mi amiga Eva, que me dijo que las está pasando bien malas, me dijo que prefería que no nos viéramos, que por ahora no quería ver a nadie. Y el domingo, cuando entrábamos Mariajosé y yo al Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, ella salía... se echó a reír, me dio un besico y me dijo: “es que eres inevitable”. Yo quiero que salga de esa situación que tanto le jode. Me ofrecí, le dije que me tenía para lo que fuera. Espero que no sólo salga al CAC y espero que nos use a los amigos, que para algo estamos. Me encantó verla reír. Eva, la risa es demasiado. Y yo inevitable, que lo sepas. Que lo sabes.

 

            Mi amigo Pepe lleva lo menos cuatro años en una encrucijada. A la intemperie. Hay en las encrucijadas, en muchas, vendedores de melones y de chumbos y de espárragos... pero todos están, aun a la intemperie, algo menos expuestos que Pepe: están bajo un chambao o bajo un sombrero de paja, al menos. Mi amigo Pepe está expuesto a todo el peso de la intemperie. Y en cada camino, quienes esperan que se decida, esperan a la intemperie también. En ese carrefour no puede quedarse eternamente. Ni pueden esperarle eternamente. Puede pasar que alguien se canse de esperar, o que todos los que esperan se cansen. Puede que se decida por algún camino, y alguien quedará tocado. Pero seguirá su rumbo sin él y sobrevivirá. Vivirá. Es dañosa la incertidumbre, la duda en la que está apalancado mi amigo. Lo es para él y lo es para los demás. Es insoportable. Y cuanto más permanezca indeciso, sin escuchar las voces que le dicen qué hacer, a su corazón, peor e insanamente permanecerá sin vivir. Lo cual es una tontada: cada momento no vivido es momento muerto. En fin, Pepe, al que quiero de verdad, está parado, indeciso.

 

            Mi amigo Miguel, en cambio, ha decidido vivir en una caravana. Miguel ha tomado a lo largo de su vida decisiones muy drásticas y, no pocas, estrambóticas o extravagantes para más de uno y más de dos. Ha hecho cosas muy inesperadas y ha sorprendido a muchos que tenía cerca. Miguel no es un minmundi, es un tío coherente, que asume los errores que ha cometido, que ha rectificado cuando ha considerado preciso y que se ha lanzado hacia aquello en lo que creía. Nunca lo ha hecho de manera insensata, siempre ha pensado bien lo que hacía y sopesado los pros y contras de cada decisión, antes de decidir. Una vez que la cosa le parece buena, se lanza y a tirar palante, con sus consecuencias. De momento, las consecuencias, que comparte con Marijose, son algunos chirimoyos, limones, aguacates... come los tomates que cultiva, y las cebollas y los ajos. Aquello y aquellos son un remanso de equilibrio, o de TAO, como diría alguno. En fin, en medio de la Axarquía malagueña, un perchelero que reniega de la caótica Málaga, vive en una caravana. Ha tomado esa decisión, envidiable. Él ha decidido.

 

            No sé si mandar a más de uno a la caravana de Miguel, a ver si les ayuda a tomar decisiones acertadas o, siquiera, a tomar decisiones. Quién sabe si con esa visita reflexionan y andan. Ya le preguntaré, a ver qué opina.

EL TONTOLABA'L ARZOBISPO

EL TONTOLABA'L ARZOBISPO

El primer día de los que he estado en Málaga empezó gracioso: habíamos quedado en que me iba a llamar Noeli Barceló desde Tauste, desde la radio, para hablar del blog del Club de Lectura Ramón J. Sender, que habíamos presentado unos días atrás. Poco antes de la hora convenida, un vecino empezó a darle al guarrito (en Málaga llaman así al taladro). Justo cuando me llamó, me avisó el móvil de que estaba su batería echando las últimas bocanadas, así que busqué dónde enchufarlo, sin desconectarme... cuando lo hube hecho, apareció mi primo Manolo cantando. Además, yo oía mal, pero a Maribel y a Pilar ni las oía, o sea, no sabía lo que decían. Por tanto, me encontraba sin saber si lo que contestara iba a ser algo dicho ya por ellas, me encontraba aturdido, pues. Porque no sabía si repetiría algo y por todos los inconvenientes que se me iban presentando, uno de ellos, y no el mínimo, mi inexperiencia en tal situación radiofónica. En fin, mal que bien, dije casi todo. Sin embargo, creo que no se dijo que pretendemos que ese Club de Lectura sea una ventana al mundo, tanto desde el club, como hacia al club. Con el personal de Tauste podemos vernos con cierta facilidad y, por ende, hablar directamente. Pero queremos cambiar impresiones, oír opiniones, colaborar y “ser colaborados” por cualquiera que entienda lo que en el blog decimos. Y no lo dije cuando pude hacerlo. Lo digo, pues, ahora, porque puedo y porque quiero.

 

            Pero voy a otra cosa, que me enredo.

 

            Vi en el periódico Público una noticia en la que se hablaba de cosas que había dicho el arzobispo de Granada. Todas las muchas sandeces que dijo no las voy a comentar, quien quiera puede leerlas, ya que hago ese enlace. Me quiero ceñir a una cuestión, porque me tiene harto que aún se trate de sorber el cerebro hoy en día de la misma torpe o burda manera que se hacía antes por parte de la jerarquía eclesial.

 

            Se nos ha dicho siempre que lo sexual ha de tener únicamente fines reproductivos. Es decir, la sexualidad humana sólo se basa en la cópula y sólo se ha de copular para tener progenie. Para dar fuerza al asunto, es decir, para argumentar, siempre nos han dicho que, si no pretendemos tener hijos, nos abstengamos de “sexuar”, porque, de hacerlo, seríamos como animales al dejarnos llevar por los instintos (véase la primera de las definiciones de la Real Academia de la Lengua). Creo que se ve en esa definición de modo palmario lo que es instinto, es decir, copular para conservar la especie, no lo contrario. También creo que es palmario, por ende, que nos distinguimos de casi cualquier animal en que podemos relacionarnos sexualmente en cualquier momento y sin motivos generativos, es decir, entre otras cosas, la sana sexualidad sana y bien entendida, no del modo mojigato, tenebroso o sucio que nos quieren dar a entender los próceres de la Iglesia Católica.

 

            Me pregunto yo si no estarán esos señores, vetustos, incultos, manipuladores y torpes en muchos casos, incurriendo en un pecado enorme al mentir, al contradecir de tal manera la propia doctrina que predican, pues creo que contraviene lo que dicen que dictó su Dios porque hacer las cosas como dicen que se haga –sigo refiriéndome al sexo, que a las otras cosas ya se ha referido Wyoming en otro lugar con mucho acierto- va en contra de la naturaleza humana, ¿o para qué nos ha dotado, si no, de un sexo que no se basa en el celo, como en los demás bichos vivientes? ¿para jodernos y aguantarnos cuando tengamos deseos lúbricos, Él, que tan misericordioso y buena gente dicen que es?

 

            Anda, que ya les vale. A ellos y a quienes les crean a pies juntillas. Que no me meto con la espiritualidad de cada cual, que me refiero a los manipuladores “conveníos”. Y en estos casos y tiempos parece que no les interesa hablar de las cosicas del que fuera su jefe de otro tiempo, el papa Borgia (ascendencia borjana, por cierto, tenía el buen señor) que vaya cómo se lo montó en tantas y diversas materias.

 

            ¡Qué tontolaba es el arzobispo de Granada! No sé si es papanatas o se lo hace. Chaquetero o mequetrefe. Cínico o directamente chulo, como ha demostrado en otras ocasiones. Con la Teología de la Liberación, en todo caso, no parece tener nada que ver.

23 DE ABRIL

            Es fecha importante la del 23 de abril en Aragón, pues es el día del patrón, San Chorche, como lo llaman muchos de por aquí. Pero en Tauste está en medio de las fiestas, que van del 20 al 25. Este año, por imponderables que no vienen al caso, me fui ese día precisamente. No obstante, pasé muy bien el día La Vispra, el de La Virgen y el día de La Virgen Pequeña, es decir, el 20, el 21 y el 22. No me penó irme, pues habían sido unos días en los que estuve muy a gustico, muy bien, disfrutando y hablando muy tranquilico con unos y otros –tuve noticia de la existencia del blog Reina Rana y me ha gustado mucho-; viendo dos veces El Dance –pues, aunque no pude acudir a la Prueba del día 20, después de muchos años de no faltar, los juveniles lo hicieron entero por la tarde... menos La Platica, claro-; mostrando el Rosario de Cristal a mi partenaire, que, oye, el Rosario de Cristal de mi pueblo es algo digno de ver. Lo de oírlo ya es otra cosa, que yo preferiría verlo sin que se radiara por Radio Tejáu, que acaba molestando, pues cuesta hablar con quien tienes al lado, y por otras cosas que no voy a detallar ahora. Luego, tras el Rosario, en la Despedida de los Danzantes, también lo pasé muy bien: el Bolero Antiguo me lo sé –no se me pida que lo cante de no ser época idónea para lluvias-, pero nunca lo había visto bailar... y me encantó, me resultó emocionante y emotivo. Y elegante. Saludé a Carmen Ansó, que me deseó que pasara unas fiestas felices y también me agradó mucho eso. Total, que han sido unas fiestas maravillosas, como diría quien yo me sé. A mis vecinos, los de El Ayuno, no he podido visitarlos porque, cuando se iban a poner manos a la obra a darle a tope, me iba yo (y encima, el próximo año, si vuelvo a correr el Maratón de Madrid, volveré a tener que irme el mismo día, el 23, pero, bueno, ya lo conseguiré en cualquier otra ocasión). En fin, al estar la casa de José, el Esclavo Mayor, a 20 metros de la mía, he oído con frecuencia las dulzainas y la charanga, de manera que, merced al sonido festivo, estaba todo el día inmerso en el ambientillo, en el jolgorio; hay muchas ocasiones en las que, viviendo en un lugar tan tranquilo, no me entero de nada.

 

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Foto en la que aparece mi tío Antonio "Carabinero" tomada seguramente muy poco después de la inauguración de la Escuela (de las recopiladas por Luis López Castillo)

 

            Bueno, que me voy del asunto por el entusiasmo de haber pasado unas fiestas tan deliciosas y aprovechadicas.

 

            En Tauste, a la plaza en la que está el Ayuntamiento, ahora que tiene el nombre –el apellido, mejor dicho- de España, seguimos llamándola La Plaza, lo mismo que antes, que tenía otro apellido. La calle que va desde la esquina Berroy hasta aquélla, se llama, como no puede ser más lógico, Calle La Plaza. Otra calle, en la que estuvo en tiempos la Cámara Agraria, se llama, puesto que está en pendiente, Cuesta La Cámara. Como desde pequeño, por ser mi padre cartero y carbonero, conocía el callejero taustano, me llamó la atención eso de que tuvieran muchas calles nombres oficiales y nombres, digamos, populares o comunes. Y que muchos desconocieran los oficiales. Y recuerdo que siempre me daba rabia. En muchas ocasiones lo he hablado con mis próximos: no me gusta que las calles tengan nombres de gente. Porque siempre van a gustar y a disgustar. En cambio, el nombre de cosas o situaciones –por demás, sensatos y lógicos- siempre me ha apetecido. En muchos pueblos existe la Calle Mayor, la Plaza de la Iglesia, etc. Incluso me viene al esmo una anécdota: estábamos estudiando COU en Ejea y un lunes, un amigo de allí, Pepe Barrena (tiene nombre de teveo –o TBO, como prefiramos-, ahora que caigo), nos dijo a Toño Morata y a mí que había estado el domingo en nuestro pueblo y se había echado una cerveza en el bar Las Vegas. Toño no sabía cuál era. Yo, probablemente por el “vicio” adquirido ayudando a mi padre en sus tareas profesionales, sí que me había fijado en que el que todos llamábamos La Topera por regentarlo un señor cuyo apodo es El Topo, tenía ese nombre en un luminoso sobre la entrada, nombre oficial y, como se ve, poco conocido. En fin, creo que el personal tiende a nominar de manera lógica, como he dicho antes.

            Pues bien, la Escuela –así la nombrábamos, así o Escuelas Nuevas o Nacionales-, cuando yo asistí a ella, se llamaba Allué Salvador, que es el nombre que se le dio por ser los apellidos de un prócer que, al parecer, hizo mucho por que se construyera. Después se llamó Alfonso I por otro prócer, el que conquistó, para los cristianos, todos estos lares. Las escuelas se inauguraron, mira por dónde, el 23 de abril de 1932 (aunque se ocuparan el día 5, la inauguración oficial se produjo el 23). Ese día, en el que según cuentan, murieron en 1616 Shakespeare y Cervantes, se ha institucionalizado que sea El día del Libro (por eso, precisamente, porque murieron esos dos genios). Hablando, vuelvo a lo mismo, estas fiestas –dan las fiestas para mucho, como puede verse- acerca de estos asuntos, resulta que ha habido alguna vez la intención de poner ese nombre a las escuelas, pero no ha podido ser, vaya usted a saber por qué. Me quedé asombrado, tanto por la noticia de que a alguien se le hubiera ocurrido lo que para mí hubiera sido un acierto pleno, como de que no haya llegado a llevarse a cabo.

            Ahora lo suelto aquí, a ver si hay quien está de acuerdo y podemos proponerlo en algún sitio: que las escuelas se llamen Escuelas (o Grupo Escolar o como sea) 23 de abril. Para un centro de enseñanza, no veo mejor nombre que ése, en el que se junta la fecha en la que se rinde homenaje al libro con el concepto de enseñar y aprender.

Doña Matilde

Doña Matilde

Me quedé a cuadros, sólo conseguí abrir la boca en silencio estuporoso, ayer por la tarde porque Josemari me dijo que a mediodía habían enterrado a Doña Matilde.

Se me ha muerto Doña Matilde. Joder, otra mutilación. El lunes hablaba de escribirle, de retomar nuestra comunicación epistolar, que hacía 3 años se había cortado. Pero el lunes debió morir. Cuántas cosas me han quedado por decirle y por oírle. Me siento rotico, paralizado. Muy pesado me siento.

Anoche releía las tres últimas cartas que me hubo enviado y me reía con sus ocurrencias y con su excelente y lúcida manera de expresarse. Pero luego me quedó la amargura de lo irreversible, de la imposibilidad de tener nada nuevo con ella. Con 91 años era de esperar, me decía Mariajosé. Ya lo sé, claro que lo sé, pero yo no me lo esperaba. Desde hace tres años, cuando me escribió la última carta, no sabía de ella, y entonces estaba muy bien, me hablaba de que había leído mi carta anterior en un taxi, mientras iba al dentista, con Carmen y Pepe, y de lo que había sentido mientras lo hacía.

¡Qué mujer! ¡Qué persona! Doña Matilde no fue la única, pero sí de las principales personas en mi vida, quizá la principal, en cuanto a enseñarme a vivir. Y también para ayudarme a vivir. Yo no sólo estudié en el Sancho Abarca, yo viví allí, con ellos, con ella.

Una vez dije en público, creo que en un programa de fiestas, que ellos eran mis otros padres, Doña Matilde y Don Cirilo, y entre ella y yo siempre quedó eso, le gustó que yo lo sintiera y escribiera y ya siempre quedó así. Y es verdad, tenían 7 hijos nacidos de ella, pero tenían muchos, muchos muchos más, todos los que tuvimos la suerte de recibir sus enseñanzas, sus presencias, sus cobijos. ¡Qué suerte, tener dos madres! Es un sufrimiento, un tormento, que se me haya muerto la que me quedaba, pero es envidiable haberlas tenido. ¿Dolor? Claro, ahora me duelen hasta las pupilas, que no debieran doler pues nada son... pero hasta ellas me duelen. Sin embargo, tengo no sólo lo que viví con ella, sino sus cartas también, sus tiernas, sabias, serenas, divertidas y maravillosas cartas. Y en ellas me contaba mucho y se me abría, íntima. Esas cartas, que sólo son mías y que ya he releído mucho, pero que aún volveré a releer muchas veces más, me mostraban mi Doña Matilde amiga.

Me dijo, una vez que andábamos del bracete por la Casa de Cultura, por lo que había sido su colegio, que estaba segura de haber aprendido ella más que nosotros.

¡Cuántas cosas fue para mí!: fue mi profesora, mi madre, mi amiga. Se ha muerto, se me ha muerto. Pero creo que, una vez supere la pena opresora de ahora, seguro que descubro que vive porque yo estoy vivo y ella es parte de mí.

Los del pepé

Los del pepé

He pasado el pasado finde en Madrid.

He hablado con unos cuantos que no votan a quienes ya hace tiempo que gobiernan por allí. Están contentos con que les vayan saliendo “trapos sucios” a esos que se dedican al desgobierno en Madrid, Valencia y otros lugares. Aún dará tiempo a que, al ser desenmascarados y, en algunos casos, procesados, el personal decida no votarles en las próximas elecciones, dicen esos amigos.

Yo no quería desilusionarles, así que me callaba, mirándoles como asintiendo, imagino que con una cara de bobo que conseguía disimular lo que pensaba.

Pero he estado dandaloso y he decidido no callar aquí. Si leen –mis amigos, digo-, puede que cambien o que me demuestren mi error, pero, mientras, ahí va mi idea: esa peña, de la que tanto se viene hablando últimamente, funciona así, por decirlo de manera suave, por definición. Es decir, no sólo no dimitirán los “gordos” que hacen los chandríos más gordos, sino que se enorgullecerán y serán aplaudidos, porque su caterva de acólitos los admiran y envidian. Son su ejemplo a seguir. Y, cuando vuelvan a presentarse a las elecciones, volverán a ser elegidos. Es así.

Una vez oí a Ramoneda responder a la cuestión de la diferencia entre la derecha francesa y la de aquí diciendo que la de Francia nació con la revolución y la de aquí tiene su origen en la asonada de Franco, así que es palmaria la diferencia de sus orígenes y, por tanto, su definición. No podemos ser tan ilusos de esperar que el PP tenga alguna aspiración democrática; no es democracia, sino avaricia, su afán vital. Si han de practicar desmanes como el latrocinio y demás abusos para ello, no cejarán, no, no desmayarán ni dejarán de usar la desfachatez para cometerlos.

Supongo que lo de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, lo de la Comisión acerca del espionaje, no quedará ahí: habrá de resolver, de verdad, la Justicia... y confiemos en ella. ¿Si cruzo los dedos tendré más posibilidades de que funcione algo como debe, como creo que lo ha hecho con la gente (del PSOE) de Estepona y Alcaucín?

(Jorge, ya está, no me digas vago, que ya he escrito, espero poder mantener una cierta cadencia)

De la cadena perpetua

De la cadena perpetua

Estos últimos días se oye mucho hablar de la cadena perpetua. Se dice que sería bueno implantarla.

 

            Soy lego en estos temas, pero pensar, pienso en todo. Como oigo tanto, me puse a hablar con una persona, bien cercana, que sabe de esto -se licenció en Derecho-. Tenía ganas de saber su opinión. Porque la mía difiere de lo que dice Javier Arenas, por ejemplo. Claro que, ahora que caigo, con este individuo es difícil que pueda coincidir yo en algo –ni siquiera me “tira” el Betis-. Comprendo que los padres de Marta, la chica de Sevilla muerta el otro día y que, quizás, hayan sido el inicio -o el repunte, qué sé yo- de esta polémica, digan que quieren que el asesino esté por siempre jamás en la cárcel. Que lo digan desde los púlpitos quienes han de pensarse bien antes lo que dicen, me parece muy feo. Demagógico, populista, en fin, que no, que tratar de manipular de esa manera al personal es deleznable. Y quería decirlo aquí, pero, por cómo soy, preferí hablar antes con alguien conocido y que conociera el mundo del derecho.

 

            Esta persona me ha desconcertado, no porque no piense como yo, sino porque no me ha razonado la cosa. Ha dicho que sí, que la cadena perpetua, revisable, es una sentencia justa en determinados casos. Esos casos son aquéllos para los que no se prevé arrepentimiento... y no sé qué más tontadas me dijo. Sí, tontadas digo. Porque los más maravillosos y conspicuos meteorólogos no son capaces de prever con total certeza casi nada; ni nadie: prever no significa absoluta seguridad de ver antes, sólo es vaticinar, adivinar. En algunos casos, con mucha ciencia y, por tanto, rigor y seriedad en los cálculos a la hora de hacer la previsión, pero nada más.

 

            Que una persona realice una acción que la sociedad tiene catalogada como mala, no significa que el comportamiento del grupo deba ser el mismo y le pague de igual modo. Creo que la única manera que tiene la sociedad de protegerse de los que no funcionan con las normas que tiene establecidas es tratar de que las aprenda, acate y practique. Para eso no sirve tenerles recluidos toda la vida, es cara su manutención, entre otras cosas porque es inútil.

 

            Si, como creo, recluir, encerrar, apartar de la sociedad durante un tiempo a quien ha transgredido sus normas tiene como fin el que digo, o sea, por una parte, castigarle, y, por otra –que es lo mismo-, hacer que aprenda a convivir, reeducarle para procurar su reinserción, me parece contradictorio que nunca más pueda estar con los demás. Dicen los psicólogos, al menos los conductistas, que las llamadas recompensas –premios o castigos- tienen una utilidad. Pero la cadena perpetua, que se parece mucho a la pena de muerte, es una entelequia –entendido el palabro en su sentido filosófico, a saber, “cosa real que lleva en sí el principio de su acción y que tiende por sí misma a su fin propio”-. Incluso, repito, es más cara aquélla que ésta, por tanto, más inútil, si cabe, para el fin teóricamente propuesto. Teóricamente, ya digo.

 

            No sé si soy muy lerdo y se me escapan cosas. O si soy un inocentón, un iluso, porque, en serio, me da por pensar que decir esas cosas en público quienes tienen ese derecho sin, aparentemente, haberlo pensado bien antes, tiene un solo sentido: apelar a las tripas del personal y no a la razón. Es envenenar. Así pues, si no se sostienen como tales esos supuestos razonamientos, quizá cacarear lo que entiendo son enormes, desproporcionados dislates, pudiera tener que ver con buscar votos para acceder o para permanecer, según el caso, en alguna poltrona. Si es así, los dichos prebostes para mí no tienen, sino que se arrogan ese derecho, no me representan ni considero que deba respetarles –que no hablo sólo de Arenas, que, por desgracia, hay muchos-. Torticero uso del ágora.

 

            Distinto es, ojo, que la persona a la que acudí no supiera razonarme y no me dijera que según la magnitud, sobre todo mediática, del delito cometido -que no la previsión del arrepentimiento del delincuente-, es justificable la existencia de la cadena perpetua.

 

Es decir, cuestión punitiva na más, reeducativa ni por el forro. En el fondo, propagandística cosa. Y a mí me parece muy grave, pero mucho, mucho.

Marisancho en las X Jornadas sobre la Historia de Tauste

Marisancho en las X Jornadas sobre la Historia de Tauste

¡Qué rabia!: en todos estos días transcurridos desde la conferencia de Marisancho, conferencia o ponencia, vamos, no he podido escribir acerca della, y quería haberlo hecho el siguiente, o sea, el jueves pasado. En fin, líos que tiene uno.

 

Hoy me encuentro algo espeso, pero ya no quiero dejar de escribir una especie de crónica de su exposición.

 

         Nada más entrar en la Casa de Cultura, la vi y me dijo que se iba a pixar. Cuando empezó se vio que no había pixáu todos los nervios. Sin embargo, se le notaban las tablas: llevaba con maestría y gracia la cuestión palante. Cuando alguien le dijo que usara el ratón del ordenador a fin de señalar las partes de las diapositivas de las que fuera hablando para que no se levantara más y pudiera oírse bien lo que decía –recientemente han robado cosas de sonido de la Casa de Cultura y el equipo del que se dispuso en las Jornadas era más bien escasico-, se arregló el asunto: las risas acabaron del todo con la solemnidad embarazosa –que ya había ido ella rompiendo- y estuvo a sus anchas.

 

         Me gustó su exposición. Me enteré de muchas cosas. Tanto en lo que atañe a lo artístico y demás de la Iglesia de San Antón-San Miguel, como del devenir de las obras y la dejadez en que se encuentra ahora mismo el asunto. Comprometió sus sentimientos a la vez que explicó lo que hay allí. Su manera de expresar las emociones no fue lacrimógena, por así decir, sino de una lógica aplastante.

 

         No pude quedarme después a hablar con ella... pero sé que no estuvo sola, qué va. Le dije, a eso me dio tiempo, bruja, bruja curuja. ¿que a qué venía? Lo explico: le salió bien, quedó claro todo, como ya he dicho antes. Y luego se lió la cosa con Víctor “municipaleando” a su estilo y los Danzantes y El Patiaz a la greña. Claro está, no digo que le hicieran favor esos asuntos de esa manera traídos allí, pues no creo que fuera el sitio para ello, pero, en fin, su reivindicación de que es absurdo y una penica que la iglesia esté como está, a mí me llegó. Y a más gente. Quedó la cosa, entre otras, algo así como que, jo, con el trabajo que allí hay metido y los trabajos que se han hecho, qué tontada dejar que se vayan al garete. Y gracias al lío, a la polvareda que se aireó, a lo mejor hay más personal que tome conciencia de lo que se puede hacer. ¿Es o no de brujas eso?